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Amaro Sánchez de Moya, el interiorista y arquitecto sevillano que no sabe de fronteras

Amaro Sánchez de Moya, el interiorista y arquitecto sevillano que no sabe de fronteras

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Amaro Sánchez de Moya, el interiorista y arquitecto sevillano que no sabe de fronteras

Madrid
14/01/2021 – 14:10

Cuando se habla del interiorismo y la arquitectura, entre los nombres más destacados del panorama español, sin duda alguna, Amaro Sánchez de Moya es uno de ellos. Pero ahora más que nunca, su trabajo y estudio están acaparando muchas de las portadas del interiorismo en todo el mundo. Comenzó su carrera hace casi 15 años, y sus proyectos están presentes en París, Saint-Tropez, Venecia, Lisboa, Madrid y Sevilla, entre otras ciudades europeas.
El detalle y la precisión son dos aspectos inconfundibles que siempre están presentes en sus proyectos. «Un estilo clásico de forma, pero barroco de espíritu», así describe Amaro su trabajo y esencia durante su entrevista para Status.
¿Cómo describirías tu estilo?
Preciso y culto. No dejo nada al azar en mi trabajo. Con un ojo puesto en el pasado y otro en lo que tengo entre manos.

¿Hay algún estilo que no realizarías, aunque tu cliente te lo propusiera?
Más que negarme a usar un lenguaje concreto, aborrezco la falta de coherencia. Si un cliente tiene algún desliz, intento guiarlo para que el resultado sea feliz.
¿Qué te inspira a la hora de trabajar?
Me inspira sobre todo los ejemplos brillantes del pasado. Entiendo por el pasado, hasta ayer mismo.
¿Qué materiales sueles utilizar? ¿Podrías nombrar varios que sean los más novedosos?
No suelo usar nada novedoso, es la mejor manera de quedar «demodé» y si algo intento es que mis trabajos sean atemporales. En mis obras verás siempre materiales naturales: piedras, mármoles, cerámicas, maderas, metales, vidrios etc…

¿Qué paleta de color es la que usas más frecuentemente y qué colores son los que menos utilizas?
Me gustan todos los colores, pero para mi hogar me siento más cómodo rodeado de verdes apagados, dorados, ocres y rosas empolvados. Tengo cierta pasión por el verde absenta, pero no es un color que maride bien con la luz de España.
A la hora de tener una casa como proyecto, ¿Qué espacios son los que más te atraen y cuál el que te resulta más difícil de ejecutar?
Lo que más me atrae siempre son los espacios escenográficos: las entradas, los salones y los comedores, es donde puedes poner más «pólvora».
Los más difíciles de ejecutar son siempre los más funcionales, por cuestiones técnicas obvias, como baños y cocinas o los menos agraciados, como pasillos y vestidores, pero no hay que tenerles miedo.
¿Qué importancia tiene la luz en un proyecto?
Fundamental, una mala iluminación puede destruir un buen proyecto.

En tus decoraciones, ¿Qué importancia le das al arte, pintura, escultura?
Mucha, pero jamás lo impongo. Rara vez compro una obra de arte para mis clientes. Suelo trabajar siempre con el arte que ya poseen y que es afín a su gusto personal, es uno de los factores que más personaliza una casa, y las casas siempre deben exhalar el aire que respiran sus dueños.
¿Qué muebles sueles utilizar, contemporáneos o clásicos?
Los fabricados por mí para cada espacio concreto o los que encuentro en anticuarios. Me gusta lo artesanal que no respira el aire de una época. Detesto seguir las modas.

El mundo de las telas es tan amplío, ¿Cuál es tu criterio para trabajar con ellas?
Mezclo muchísimo y me gusta complicarme la vida con ellas. He hecho alguna que otra casa en la que no hay ni una sola tela lisa, y es muy difícil conseguir el equilibrio solo con estampados y texturas diversas, pero es un ejercicio que me encanta hacer. Trabajo siempre con pequeñas muestras de telas, creo como una especie de ajedrez con ellas para cada habitación y me las llevo in situ para verlas con la luz del lugar.
¿Dentro del mundo del interiorismo, hay alguien que admires?
Sobre todo Mongiardino, Henry Samuel, Madeleine Castaing, Tony Duquette… que estén aun entre nosotros: Joseph Achkar y Michel Charrière, Estudio Pergalli, Peter Marino, Jacques Garcia…
¿En qué ciudad no has trabajado todavía y sería tu sueño?
Roma.
Durante muchos años tuviste mucho éxito como pintor muralista, ¿en que ha influido en tu trabajo esta experiencia? ¿volverías a hacerlo?
No tengo tiempo para volver a pintar, y es una profesión muy solitaria, pero estoy muy agradecido a esa época. Haber sido pintor durante bastante tiempo y haber tenido acceso a una clientela muy exigente, me ha permitido educar mucho mi gusto y mi capacidad para ser más arriesgado «plásticamente», lo cual me permite hoy tratar con bastante éxito espacios pocos afortunados, que carecen de luz, o que tienen proporciones extrañas, y también me ayuda a la hora de mezclar texturas y ser arriesgado con el color, que son algunas de las cualidades que me caracterizan.
¿Has visto una evolución en los últimos 15 años en el mundo de la arquitectura y decoración?
He visto una cierta democratización, ahora personas con menos medios acuden más a profesionales. Esto es indicativo en parte de bonanza económica general en Europa, pero también de la importancia que ha cobrado el hogar para la mayoría de las personas. También he observado una cierta banalización de la decoración, ahora las personas están más dispuestas a comprar cosas solo para la «temporada» como si se tratara de ropa…
Al igual que ocurre en la moda con el fast Fashion (Zara, H&M…) y lo que esto implica en el mundo del lujo, con el interiorismo cada vez surgen más marcas de este estilo. ¿Está afectando a vuestro sector?
Me parece positivo a priori que todo el mundo se puede permitir cosas bonitas, pero me preocupa el valor «perecedero» de lo que se vende, yo soy defensor a ultranza de la calidad, más que de conseguir un buen precio. Soy poco amigo de los símiles o imitaciones y me gusta que las cosas duren toda la vida.
Tus trabajos tienen una influencia clásica, ¿Cuál sería tu época favorita? ¿Qué es lo que te gusta y llama la atención de esta época?
Mi época favorita es la comprendida entre 1770 y 1890, es cuando se desarrolla lo que hoy conocemos dentro de una vivienda como «confort moderno». Aunque alguien pueda leer esto con escepticismo, creo que realmente pocas cosas se han mejorado desde entonces, salvo algunas bagatelas tecnológicas. En esa época está el germen de cómo vivimos ahora. Estilísticamente me quedo con el estilo neoclásico de finales del s. XVIII, en todas sus versiones: Luis XVI, Carlos IV, Gustaviano, Doña María… me parece que es de todos, el que mejor viaja a través de las épocas, siempre es actual.

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